domingo, 1 de febrero de 2009

120 En peligro

Voy por una carretera desconocida, en el coche del Idiota y es él quien conduce. Al lado de la carretera, casi lamiendo su orilla izquierda, hay un pantano lleno de un agua negra y tranquila que me parece peligrosa a pesar de su aparente calma.
Las cumbres de las altas montañas que se extienden a uno y otro lado de la vía están nevadas e incluso en sus laderas pueden observarse grandes manchas blancas de nieve en medio de la exuberante vegetación.
La carretera por la que viajamos está en bastante mal estado, es estrecha, no han señalado ni limpiado las cunetas ni pintado la raya central indicadora, tiene baches de trecho en trecho y está desierta, no nos hemos cruzado con ningún otro vehículo ni hemos visto a ningún peatón.
Me siento en peligro, pues sé que nada bueno puede venir del Idiota y me mantengo alerta. Ninguno de los dos habla. Él parece concentrado en la carretera o en su tarea de conducir el coche. Inesperadamente, él abre la portezuela de mi lado a la velocidad del rayo y me empuja fuera. Me siento caer en el agua negra y fría del pantano…
En su intento por sobrevivir, Minerva agitó los brazos como si intentase nadar y le dio un manotazo a su gato, que maulló, bufó y saltó hacia los pies de la cama, moviendo la hermosa cola para mostrar su enfado. En ese momento ella se despertó, asustada, encendió la luz e intentó respirar, al principio, con dificultad, y luego, poco a poco, reposadamente. Por fortuna estaba sola, bien arropada por un mullido edredón, con su gato Drácula. Del Idiota, ni rastro…